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En una semana marcada por tragedias en Nigeria, 67 personas, en su mayoría niños, han muerto en tres estampidas ocurridas durante ferias benéficas organizadas para distribuir alimentos. Estos eventos, que reflejan la profunda pobreza y desesperación que vive la nación más poblada de África, han desatado un debate sobre la gestión gubernamental frente a la crisis económica que enfrenta el país.
El miércoles pasado, 35 niños perdieron la vida y otros seis resultaron gravemente heridos en una avalancha humana durante una distribución de comida en una escuela de la ciudad de Ibadan, en el estado de Oyo, al suroeste del país. Según testigos, miles de personas, atraídas por anuncios radiales, llegaron a la feria desde las 5:00 a.m. (hora local), y la impaciencia de la multitud provocó una estampida fatal. El portavoz de la Policía de Oyo, Adewale Oyefeso, informó que siete personas fueron detenidas en relación con el evento, incluyendo a Naomi Sikeoluwa, organizadora de la feria y exesposa de un rey tradicional.
El horror continuó el fin de semana, cuando otras dos estampidas se produjeron en eventos similares en Abuja, la capital del país, y en Okija, en el sureste. En Abuja, diez personas, entre ellas cuatro niños, murieron tras ser aplastadas en un evento de reparto de alimentos organizado por la iglesia católica de la Santísima Trinidad. Mientras tanto, en Okija, al menos 22 personas perdieron la vida en una estampida durante un acto de distribución de arroz en la residencia del filántropo local Ernest Obiejesi.
Los analistas y organizaciones locales han señalado que estos trágicos incidentes son un reflejo de la grave crisis económica que enfrenta Nigeria. Según Auwal Musa-Rafsanjani, director del Centro de Defensa Legislativa de la Sociedad Civil (CISLAC), estas estampidas «muestran la desesperación y la pobreza de la población», y subrayan la falta de medidas gubernamentales efectivas para abordar la creciente crisis alimentaria y económica.
La inflación, que alcanzó un récord histórico del 33,95% en junio de 2023, ha disparado los precios de productos básicos como el arroz, el maíz y el ñame, dejando a millones de nigerianos al borde de la pobreza. Según el Banco Mundial, casi el 40% de la población nigeriana vive por debajo del umbral de pobreza, a pesar de que el país es uno de los mayores productores de petróleo en África.
A medida que Nigeria sigue enfrentando una crisis económica sin precedentes, los analistas advierten que el gobierno del presidente Bola Ahmed Tinubu debe tomar medidas urgentes para reducir la inflación y controlar los precios de los alimentos, antes de que situaciones tan desesperadas como las de esta semana se repitan.