Getting your Trinity Audio player ready...
|
El Gobierno de Suecia ha decidido dar un paso atrás en su enfoque de digitalización educativa tras años de priorizar el uso de dispositivos electrónicos en las aulas. En una medida que marca un punto de inflexión en el sistema educativo del país, se ha decidido volver a lo básico: libros de texto, papel y bolígrafo, reconociendo que las pantallas estaban afectando negativamente el aprendizaje de los estudiantes.
La reflexión del Ministerio de Educación sueco se basa en estudios que demuestran que la lectura en dispositivos electrónicos puede ser más cansada y afectar negativamente la comprensión y memoria de los estudiantes. Además, el uso excesivo de pantallas se ha vinculado a problemas de concentración, descenso en los niveles académicos y un impacto negativo en habilidades esenciales como escribir a mano o resolver problemas matemáticos. El descenso en los resultados académicos de los estudiantes suecos, que hasta hace poco eran una referencia en Europa, fue el detonante de este giro en la estrategia.
Lotta Edholm, ministra de Educación de Suecia, reconoció que la dependencia de herramientas digitales había reducido la capacidad de los alumnos para desarrollar pensamiento crítico y enfrentarse a desafíos complejos. «Nos dimos cuenta de que habíamos perdido el rumbo», afirmó Edholm en una reciente rueda de prensa.
En respuesta a esta situación, el Gobierno sueco ha puesto en marcha una nueva estrategia educativa que prioriza el uso de libros de texto físicos en las aulas y garantiza el acceso a bibliotecas escolares con personal especializado. Se ha destinado una considerable inversión económica para asegurar que cada estudiante cuente con al menos un libro por asignatura. Además, se ha propuesto eliminar los dispositivos digitales en los primeros años de educación, con el objetivo de favorecer el desarrollo cognitivo a través de métodos analógicos. Como parte de esta iniciativa, también se ha implementado la prohibición del uso de teléfonos móviles durante el horario escolar para evitar distracciones y fomentar la interacción entre los estudiantes.
El ministro de Asuntos Sociales, Jakob Forssmed, expresó: «Los niños deben aprender a cortar con tijeras y trepar a los árboles, no solo a deslizar el dedo por una pantalla». Esta afirmación refleja el enfoque de la nueva política educativa, que busca equilibrar la tecnología con la educación tradicional, priorizando la interacción humana y las habilidades prácticas.
La experiencia de Suecia plantea un interesante debate sobre el impacto de la digitalización en la educación, y podría servir de lección para otros países que han adoptado estrategias similares. En España, por ejemplo, aunque los libros de texto siguen siendo la principal herramienta educativa, el uso de dispositivos digitales está en aumento, especialmente en los institutos. La decisión sueca invita a reflexionar sobre cómo encontrar un equilibrio entre la tecnología y los métodos tradicionales de enseñanza.