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El Presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ha dado un golpe devastador a dos de los principales medios de comunicación internacionales del país, Voice of America (VOA) y Radio Martí, al anunciar que dejará sin fondos a ambas instituciones. Esta medida ha generado una ola de preocupación en los periodistas que trabajan en estos medios históricos, creados como instrumentos de propaganda durante la Segunda Guerra Mundial y la Guerra Fría.
En el marco de su plan para recortar el gasto público, encargado al magnate Elon Musk, Trump firmó el pasado viernes una orden ejecutiva que reduce la «innecesaria burocracia federal», afectando gravemente a la Agencia Estadounidense de Medios Globales (USAGM, por sus siglas en inglés), la cual supervisa tanto a la VOA como a Radio Martí, entre otros medios. La directora de la agencia, Kari Lake, justificó la medida asegurando que se eliminaría el «derroche» generado por nuevas oficinas, pero al mismo tiempo, esta decisión amenaza la estabilidad laboral de miles de empleados y la continuidad de estos emblemáticos medios.
Entre las víctimas de esta orden, se encuentran los empleados de VOA y de la Radio y Televisión Martí, quienes fueron notificados por correo electrónico de su baja administrativa. Los despidos afectarán también a Radio Free Europe/Radio Liberty (RFE/RL), una emisora privada financiada por la USAGM, cuyo director, Stephen Capus, advirtió que esta medida podría fortalecer a los adversarios de Estados Unidos, como los líderes de Irán, China, Rusia y Bielorrusia.
En un correo electrónico enviado a los trabajadores de VOA, se les informaba que sus puestos serían eliminados el 31 de marzo de 2025. Este mensaje llegó como parte de una serie de despidos masivos ejecutados por la Administración Trump, que ha adoptado un modus operandi similar al de otros recortes en el sector público, notificando los despidos por correo electrónico, sin previo aviso en persona.
A los empleados afectados se les ha dado instrucciones de abandonar inmediatamente las instalaciones de trabajo, y algunos, como Michael Abramowitz, el hasta ahora director de VOA, vieron su contrato rescindido por este mismo medio.
Los trabajadores despedidos han comenzado a movilizarse para buscar apoyo en el Congreso, denunciando que estos despidos son «inconstitucionales» y que ponen en riesgo el derecho fundamental de la sociedad a estar informada. Los empleados también han expresado su indignación ante los comentarios de la Casa Blanca, que ha calificado a la VOA de «antiamericana» y la ha acusado de tener un discurso «pro Estadio Islámico» y favorable al expresidente Joe Biden, lo que ha generado una profunda división política sobre la legitimidad y la independencia de los medios de comunicación.
La medida de Trump llega poco después de que la Casa Blanca vetara el acceso de la agencia de noticias Associated Press (AP) al Despacho Oval, por la decisión de esta agencia de seguir utilizando el nombre tradicional del golfo de México, en lugar de la nueva denominación impuesta por la Administración de Trump.
La desaparición de Voice of America y otras emisoras de la USAGM marca un capítulo oscuro en la relación entre el presidente y la prensa, en un contexto donde la libertad de expresión y el derecho a la información se ven seriamente amenazados.