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Miles de agricultores franceses han tomado las calles en varias ciudades del país para manifestarse en contra de la posible firma de un acuerdo comercial entre la Unión Europea (UE) y el Mercosur, el bloque económico compuesto por Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay. Los manifestantes, que se agrupan bajo el lema «No a la competencia desleal», denuncian que este acuerdo pondría en peligro la agricultura francesa y europea.
El principal temor de los agricultores radica en las condiciones del acuerdo que permitirían la importación masiva de productos agrícolas sudamericanos a precios significativamente más bajos, lo que podría hundir los precios locales y poner en riesgo la supervivencia de muchas explotaciones agrícolas en Francia. Los sindicatos y asociaciones agrarias exigen al gobierno francés que frene la ratificación de este tratado, al que consideran una amenaza para el empleo y la sostenibilidad del sector agrícola.
La protesta llega en un momento clave, ya que coincide con la visita de Estado del presidente francés, Emmanuel Macron, a Argentina, donde se espera que se continúen las negociaciones para concretar el acuerdo. Los agricultores temen que el mandatario no escuche sus demandas y siga adelante con lo que consideran un trato desfavorable para los intereses nacionales.
“Este acuerdo es un golpe mortal para nuestra agricultura, que ya enfrenta muchas dificultades. Importar productos baratos de países como Brasil, que no respetan los mismos estándares ambientales y laborales, es una competencia desleal”, afirmó Jean-Pierre, un agricultor del norte de Francia que participó en las protestas.
El gobierno francés ha manifestado su apoyo a un acuerdo equilibrado que proteja los intereses de los productores europeos, pero la presión de los agricultores sigue creciendo. En las últimas semanas, varios ministros franceses han señalado que están abiertos a discutir las condiciones del acuerdo, pero no han descartado su firma definitiva.
La situación refleja una creciente división en Europa sobre cómo gestionar las relaciones comerciales con América Latina, donde los intereses económicos y medioambientales parecen entrar en conflicto. Mientras tanto, los agricultores franceses prometen seguir luchando en las calles hasta lograr una revisión de las condiciones del acuerdo, que consideran vital para la estabilidad de su sector.