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Un grupo de 20 maestros bilingües dominicanos contratados por el Departamento de Educación de la Ciudad de Nueva York (DOE) se encuentran en una situación de incertidumbre y angustia debido a investigaciones federales sobre un presunto esquema de explotación y trata de personas. Según denuncias de los propios educadores, fueron extorsionados y maltratados por Emmanuel Polanco, presidente de la Asociación de Administradores Dominico Americanos de Educación (ADASA), y su esposa, Sterling Báez.
Los maestros, quienes habían sido contratados el año pasado en un grupo inicial de 25 docentes, acusaron a la dirigencia de ADASA de retenerlos en condiciones precarias en viviendas del Bronx y de violar los términos de sus contratos. La situación empeoró cuando varios denunciaron que fueron obligados a pagar alquileres excesivos por habitaciones arrendadas por ADASA y amenazados con la deportación si se oponían.
Según el periódico NY Post, debido a que el programa de contratación de los maestros cuenta con fondos federales, el Departamento de Seguridad Nacional (DHS) de Estados Unidos se involucró en la investigación, clasificando el caso como un posible delito de trata de personas. Los maestros han sido tratados como víctimas y testigos del caso, lo que les impide salir de Estados Unidos mientras la investigación continúa.
«Lo último que escuchamos es que todavía están investigando», afirmó uno de los maestros afectados. «A veces me pregunto cuándo va a terminar esto, porque ya han pasado dos años, y todavía estamos esperando».
Por otro lado, el DOE suspendió a Polanco de su puesto como director de la escuela JHS 80, y a su esposa, quien también trabajaba como maestra en la escuela PS 595 en El Bronx, tras salir a la luz las denuncias de extorsión. A pesar de las investigaciones, ambos siguen en la nómina del DOE, con salarios combinados de más de $500,000 anuales, según registros oficiales.
La denuncia señala que ADASA, bajo la dirección de Polanco y Báez, alquiló viviendas en condiciones inapropiadas a los maestros, cobrando tarifas excesivas que generaban grandes ganancias. Por ejemplo, 11 maestros fueron alojados en una casa de dos familias en el Bronx, donde pagaban entre $1,300 y $1,450 mensuales por habitaciones individuales con cocina y baño compartidos, lo que generaba ingresos mensuales de $15,800 para ADASA.
Cinco de los maestros renunciaron debido a la frustración y regresaron a la República Dominicana, mientras que los restantes continúan en Nueva York. Estos últimos, a pesar de las dificultades, han logrado encontrar alojamiento por su cuenta y siguen recibiendo un salario de entre $66,000 y $75,000, además de estar inscritos en un programa de maestría pagado por el DOE que les permitiría obtener la certificación y asegurar su permanencia en el país.
El caso ha llamado la atención de las autoridades federales, aunque el DHS no ha emitido declaraciones oficiales al respecto, citando la sensibilidad de la investigación en curso. Mientras tanto, los maestros siguen en espera de una resolución y enfrentan un futuro incierto.