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La Economía Alemana vivió otro año de recesión en 2024, con una caída del PIB del 0,2%, confirmando temores previos. La crisis se atribuye tanto a factores estructurales como a la situación internacional, como la guerra en Ucrania. El sector industrial, especialmente el automovilístico, enfrenta despidos masivos, como los 35,000 empleos que Volkswagen suprimirá para 2030.
La dependencia de energía extranjera, la falta de innovación y altos costos de producción también agravan la crisis. A nivel global, China está ganando terreno en la industria automotriz, mientras que el proteccionismo de EE. UU. dificulta las exportaciones alemanas.
Con Alemania siendo clave para la economía de la UE, la recesión alemana afecta a toda la zona, especialmente a países como Francia, Polonia y República Checa, que dependen de su industria. Se prevé que la recesión continuará en 2025, con posibles repercusiones aún mayores si no se implementan cambios estructurales.
