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El presidente de Colombia, Gustavo Petro, ha prohibido la entrada de aviones estadounidenses que transportan migrantes colombianos deportados, en respuesta a las recientes políticas migratorias de Estados Unidos. Petro afirmó que no permitirá el aterrizaje de estas aeronaves hasta que se establezca un protocolo que garantice un trato digno a los migrantes.
Esta decisión surge tras el anuncio de la administración del presidente Donald Trump de intensificar las deportaciones de inmigrantes indocumentados utilizando aviones militares. El gobierno estadounidense ha comenzado a emplear aviones C-17 de la Fuerza Aérea para repatriar a migrantes, una medida que ha generado controversia y tensiones diplomáticas.
En respuesta a la negativa de Colombia de aceptar estos vuelos, Trump ordenó la imposición de aranceles del 25% a las importaciones colombianas y anunció restricciones de visa para funcionarios colombianos. Estas acciones han tensado las relaciones bilaterales y generado críticas en ambos países.
La comunidad internacional observa con atención el desarrollo de esta situación, que pone de relieve las complejidades de las políticas migratorias y las relaciones diplomáticas en la región. Mientras tanto, organizaciones de derechos humanos han expresado su preocupación por el trato a los migrantes y han instado a ambos gobiernos a buscar soluciones que prioricen la dignidad y los derechos de las personas afectadas.