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El secretario de Estado, Marco Rubio, anunció el lunes que el gobierno de Estados Unidos ha completado una purga significativa en la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID), reduciendo el 18% de los programas de ayuda y desarrollo. Esta medida forma parte de la revisión de la ayuda exterior impulsada por el presidente Donald Trump, con el objetivo de hacer más eficiente el uso de los recursos.
En un mensaje publicado a través de la red social X, Rubio destacó que el proceso de reestructuración está cerca de su finalización, con la eliminación de aproximadamente 5.200 de los 6.200 programas de USAID. El secretario de Estado justificó esta acción al afirmar que dichos programas habían gastado «decenas de miles de millones de dólares sin cumplir con los intereses nacionales de EE. UU.».
El gobierno de Estados Unidos, en colaboración con el Congreso, se encargará de administrar el 18% restante de los programas que sobrevivieron a la reforma. La intención es gestionar estos recursos de manera más eficiente y centrada en los intereses del país.
Este cambio radical se dio a conocer tras una orden ejecutiva emitida por el presidente Trump en enero, que congeló la financiación de la asistencia exterior y ordenó una revisión exhaustiva de los programas de ayuda. Según el mandatario, muchos de estos programas representaban un gasto innecesario y favorecían una agenda liberal.
Sin embargo, la medida ha generado controversia. Legisladores demócratas y otros críticos han cuestionado la legalidad de la reestructuración, argumentando que el cierre de programas financiados por el Congreso requiere su aprobación previa. Además, el Departamento de Estado enfrenta varias demandas por la cancelación apresurada de USAID, que afectó tanto a los empleados como a miles de programas que trabajaban en la prevención de epidemias, la lucha contra el hambre y el fortalecimiento de economías extranjeras.
La desaparición de USAID, una agencia que ha existido durante más de 60 años, representa un giro drástico en la política exterior de Estados Unidos, eliminando una entidad clave que había sido fundamental en la promoción de la seguridad nacional a través de la estabilidad económica y la cooperación internacional.
El proceso de despido masivo de empleados y la cancelación de contratos también ha dejado a muchos trabajadores de USAID, tanto en el país como en el extranjero, sin empleo y con pagos pendientes. Esto ha causado un gran impacto en las comunidades y organizaciones que dependían de la ayuda proporcionada por la agencia.
Este drástico recorte en los programas de ayuda de EE. UU. continuará siendo un tema de debate en los próximos meses, mientras se evalúan las repercusiones tanto internas como internacionales de la medida.