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Un devastador terremoto de magnitud 7,7 sacudió el centro-norte de Birmania (Myanmar) este viernes, dejando al menos 1.644 muertos, más de 3.400 heridos y 139 desaparecidos, según informaron las autoridades de la junta militar birmana. El seísmo afectó especialmente las regiones de Sagaing y Mandalay, que ya se encuentran en medio de un intenso conflicto armado entre el ejército y guerrillas rebeldes.
El terremoto, que ocurrió a las 12:50 hora local (06:20 GMT), tuvo su epicentro cerca de las ciudades de Sagaing y Mandalay. El daño en las zonas afectadas ha sido devastador, con más de 2.600 edificios, incluidas viviendas, iglesias, colegios y pagodas, destruidos.
El Ejército birmano ha declarado el estado de emergencia en seis regiones: Sagaing, Mandalay, Magway, Shan, Naipyidó y Bago. Estos lugares, además de ser los más golpeados por el terremoto, ya son escenario de enfrentamientos violentos entre las fuerzas gubernamentales y las guerrillas étnicas prodemocráticas. La situación es particularmente crítica en Sagaing y Mandalay, donde las autoridades locales han reportado dificultades para acceder a información debido a cortes en las telecomunicaciones, y el Movimiento de Desobediencia Civil ha alertado sobre el aislamiento de muchas de las áreas afectadas.
Los esfuerzos de rescate son complicados debido tanto a la magnitud del desastre como a las condiciones de seguridad. Equipos humanitarios han señalado que, debido a la falta de recursos y la destrucción de infraestructuras, los cuerpos están siendo recuperados a un ritmo alarmante, con más personas llevadas al cementerio que al hospital. Los equipos de rescate están trabajando a contrarreloj en Mandalay, donde las labores de búsqueda continúan a pesar de la dificultad para llegar a las zonas más afectadas.
Llamado a la ayuda internacional
Ante la magnitud de la tragedia, la junta militar birmana ha realizado un inusual llamado a la ayuda internacional, con China, India y Rusia entre los primeros en enviar asistencia. China, aliada clave de la junta, ha anunciado el envío de 100 millones de yuanes (aproximadamente 13,8 millones de dólares) en ayuda humanitaria, que incluirá equipos de rescate y materiales de emergencia como alimentos, agua potable y medicinas.
La ONU también ha advertido sobre la situación crítica de los desplazados internos, ya que Birmania enfrenta una crisis humanitaria aún mayor debido al conflicto que afecta a más de 3,5 millones de personas desplazadas.
Este desastre natural, sumado a las tensiones políticas y militares en Birmania, agrava aún más la difícil situación de un país ya marcado por la violencia y el sufrimiento. La comunidad internacional observa con preocupación los esfuerzos de rescate y la respuesta de las autoridades birmanas ante esta tragedia.
