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El Gobierno de Nicaragua oficializó este viernes la salida de su embajadora en Honduras, Iris Audelly Acuña Huete, en una decisión que coincide con su inconformidad respecto a la declaración final de la IX Cumbre de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac), celebrada esta semana en Tegucigalpa.
Según lo publicado en el diario oficial La Gaceta, la Presidencia nicaragüense, encabezada por Daniel Ortega y Rosario Murillo, dejó sin efecto tanto el nombramiento de Acuña Huete como el del cónsul general en Honduras, Walter Antonio Meza Zambrana. El acuerdo tiene vigencia desde el 9 de abril, el mismo día en que se realizó la cumbre.
Aunque Nicaragua ha vinculado su desacuerdo con el contenido de la declaración final de la Celac, el canciller hondureño Enrique Reina aclaró este viernes que no se trata de un retiro diplomático, sino de un cambio de representante, y que el gobierno nicaragüense ya ha solicitado el beneplácito para un nuevo embajador.
Durante la cumbre, Nicaragua fue uno de los tres países —junto a Argentina y Paraguay— que no respaldaron la declaración final, argumentando falta de consenso en temas clave. El canciller nicaragüense, Valdrack Jaentschke, criticó la omisión de posturas comunes sobre las políticas arancelarias de EE.UU., los derechos de migrantes, reparaciones históricas para el Caribe y el respaldo a Haití sin intervención extranjera.
Pese a estas objeciones, la declaración fue emitida bajo el argumento de contar con un “consenso suficiente” entre 30 de los 33 miembros del bloque. La presidencia pro témpore de la Celac fue traspasada de Honduras a Colombia durante el evento, al que Ortega y Murillo no asistieron.
La cumbre reunió a varios mandatarios de la región, entre ellos Gustavo Petro (Colombia), Luiz Inácio Lula da Silva (Brasil), Miguel Díaz-Canel (Cuba), Claudia Sheinbaum (México) y Bernardo Arévalo (Guatemala).
