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¿30 millones de turistas? La cultura como nuevo motor del turismo en nuestras ciudades

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Por Daniel Beltré Acosta

Cultura y turismo: sinergias de potencial transformador

Uno de los pilares sobre los que la República Dominicana debe cimentar una nueva fase de expansión económica y crecimiento acelerado es, sin duda, el sector turismo. Resulta imperioso incrementar aún más el ritmo del desarrollo económico, ya que, si bien somos la séptima economía más grande de América Latina y el Caribe, aún estamos muy lejos de Perú, que ocupa el sexto puesto con un Producto Interno Bruto que duplica el nuestro.

Dicho esto, las perspectivas de que el país fortalezca su posición entre las principales economías de la región son concretas. Para lograrlo, es prioritario impulsar reformas clave, centradas en aquellos sectores donde ya se evidencia un desempeño sólido, con el objetivo de acelerar su crecimiento y asegurar resultados sostenibles a medio y largo plazo.

La infraestructura cultural del país es una mina de riquezas aún no explotadas; por ello, se erige como uno de los sectores que pueden impulsar la expansión de un pilar clave para nuestra economía: el turismo.

La cultura, en un país como la República Dominicana, está indisolublemente ligada al turismo: son dos alas de un mismo pájaro. Sin embargo, en el marco jurídico que regula ambos sectores de nuestra economía, persiste hoy una desconexión que limita su pleno potencial. Integrarlos desde una perspectiva normativa no sólo sería un acierto estratégico, sino un tributo a nuestra identidad.

Infraestructuras culturales: motor de desarrollo

Las cifras del turismo en nuestras ciudades podrían multiplicarse exponencialmente si la cultura se integrara a la oferta turística, no como un mero elemento accesorio, sino como una propuesta estructurada que permita a los visitantes conectar con nuestro patrimonio histórico-cultural, material e inmaterial. Como mencioné anteriormente, la trascendencia de crear, por ejemplo, el Museo de la Música Latinoamericana y Caribeña radica en su potencial transformador. ¿Acaso los más de 11 millones de turistas que visitan el país cada año ignorarían una obra de tal magnitud y relevancia global? Difícilmente.

La rentabilidad del turismo cultural es innegable; el desafío radica más bien en gestionar el sobreturismo y diseñar modelos que preserven estos espacios patrimoniales. Sin embargo, persiste la percepción de asociar la cultura con la escasez o la beneficencia, y son ejemplos de esta perspectiva equivocada las leyes de mecenazgo cultural y de incentivos al turismo, que reflejan una visión reduccionista sobre su valor económico.

Hacia una reestructuración normativa

Al revisar el marco legal de la cultura, el turismo y las municipalidades, se deduce que impulsar la infraestructura cultural desde la perspectiva económica planteada requiere cambios tanto en el ámbito normativo como institucional. Es fundamental un enfoque organizacional renovado que sitúe en el núcleo de las instituciones clave —en particular, los Ministerios de Turismo, Cultura y las municipalidades— el objetivo de desarrollo económico ligado a la inversión en infraestructura cultural capitalizable por medio del turismo.

Aunque parece obvio, al analizar las estructuras organizativas de las instituciones clave y las normativas que las rigen, la realidad dista de ser tan evidente. Por ejemplo, en el organigrama del Ayuntamiento del Distrito Nacional no es fácil identificar si el turismo ocupa un nivel prioritario en su estructura jerárquica. Existe una “Dirección de Patrimonio Cultural Inmueble” que podría ser el punto de partida. De igual forma, en la Alcaldía de Santiago hay una “División de Museos, Monumentos y Archivos Históricos”. Sin embargo, no hay evidencia de que los gobiernos municipales tengan plena conciencia del valor económico incalculable que el turismo representa para las ciudades.

Casos paradigmáticos: Medellín-CDMX-París

Un ejemplo relevante es Medellín, ciudad colombiana que alcanzará pronto los 2 millones de visitantes anuales, con ingresos superiores a los 700 millones de dólares en 2024. El impulso turístico ha sido tan significativo que, en 2023, la Alcaldía de Medellín creó la “Secretaría de Turismo y Entretenimiento”, priorizando este objetivo institucional con una meta clara: dinamizar la economía local, por medio de la internacionalización y posicionamiento de la ciudad como atractivo turístico.

Otros casos ilustrativos son el de Ciudad de México que, dada la organización política de ese país, cuenta con una Secretaría de Turismo local y otra federal; así como el de París, cuyo ayuntamiento incluye una Vicealcaldía de Turismo, una Dirección General de Cultura y otra de Museos, todas en los niveles superiores de su organigrama. Estos ejemplos prácticos demuestran que priorizar la cultura y el turismo en las estructuras de gobierno local no es una opción, sino una estrategia de desarrollo económico efectiva.

Debate urgente: normativas de cultura, turismo y municipalidad

En conclusión, es urgente un debate sobre el lugar estratégico que debe ocupar el turismo en los gobiernos locales y cómo éstos articulan su colaboración con, al menos, dos ministerios clave para una transformación económica basada en el patrimonio histórico: los Ministerios de Turismo y de Cultura. La ley tiene la última palabra; por ello, toda discusión debe centrarse en evaluar las leyes de mecenazgo cultural, de incentivos al turismo y la Ley del Distrito Nacional y Municipios, en función de los retos que nos depara el porvenir.

El autor es abogado y diplomático.

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