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Fiel a su cita con Málaga, el actor participó un año más como mayordomo del trono en la procesión de la hermandad de Lágrimas y Favores, acompañado por su familia y rodeado de emoción.
El actor malagueño Antonio Banderas volvió a mostrar su profunda devoción por la Semana Santa de su tierra, participando como cada Domingo de Ramos en la procesión de la hermandad de María Santísima de Lágrimas y Favores. A pesar de las inestables previsiones meteorológicas, que obligaron a retrasar la salida de la cofradía una hora y media, Banderas llegó puntualmente a la iglesia de San Juan, donde se preparó para ejercer, como es tradición, su papel de mayordomo del trono.
Acompañado de su pareja, Nicole Kimpel, y de su hermano Francisco Javier, el actor se mostró emocionado y agradecido por vivir un año más esta experiencia que, según él, va mucho más allá de lo religioso:
“La Semana Santa es una metáfora de la vida: a veces toca lágrimas y a veces favores”, expresó ante los medios y los cofrades.
Uno de los momentos más especiales fue la interpretación de una saeta en su honor por parte del cantaor Arcángel, que emocionó tanto al actor como a los presentes.
Banderas, embajador cultural de Málaga, no pierde ocasión para compartir su amor por las tradiciones de su ciudad. Su presencia en esta procesión se ha convertido ya en una imagen icónica del Domingo de Ramos malagueño.