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En un giro inesperado, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, anunció este jueves el nombramiento de Mike Waltz como nuevo embajador del país ante las Naciones Unidas, apenas días después de que estallara el escándalo conocido como ‘Signalgate’, que precipitó su salida como asesor de Seguridad Nacional.
El incidente surgió tras revelarse que Waltz, aparentemente por error, añadió al editor jefe de la revista The Atlantic, Jeffrey Goldberg, a un grupo de chat en la aplicación Signal. En ese espacio privado, miembros del gabinete discutieron durante varios días sobre los preparativos de un ataque militar en Yemen llevado a cabo el pasado 15 de marzo. En las conversaciones, el secretario de Defensa, Pete Hegseth, compartió información clasificada, incluyendo detalles operativos y el cronograma del ataque, lo que pudo haber puesto en riesgo a las fuerzas estadounidenses desplegadas.
Waltz asumió públicamente la responsabilidad del error: “Yo creé el grupo. Es vergonzoso. Vamos a llegar al fondo del asunto”, declaró en Fox News.
No obstante, según reportes del Wall Street Journal, el malestar con Waltz dentro de la Casa Blanca venía de antes. Fuentes cercanas a la administración apuntan a tensiones sobre sus posturas más agresivas respecto a Irán y Ucrania, así como la contratación de asesores que no eran del agrado del núcleo duro del movimiento MAGA. Waltz ya había sido marginado de negociaciones clave y su ausencia en actos recientes alimentó rumores sobre su caída en desgracia dentro del equipo presidencial.
A pesar de estos antecedentes, Trump ha optado por trasladarlo a la escena diplomática internacional, lo que analistas interpretan como una estrategia para mantenerlo cerca, pero fuera del núcleo de decisiones de seguridad nacional.
“La salida de Waltz puede ser solo el principio”, advirtió el líder de la minoría demócrata en la Cámara de Representantes, Hakeem Jeffries, en declaraciones este jueves.
