Injustos los ataques a Faride Raful

La ministra de Interior y Policía de la República Dominicana, Faride Raful, ha sido blanco de una preocupante campaña de ataques infundados a través de plataformas digitales y redes sociales. Detrás de estos señalamientos se perciben intereses particulares que buscan minar su credibilidad, desacreditar su gestión y afectar su vida personal mediante la difusión de información manipulada y sin fundamentos reales.

Estas acciones, lejos de ser una crítica legítima dentro del marco democrático, adoptan un tono sensacionalista, irresponsable y carente de sustento. Se han creado narrativas distorsionadas que pretenden presentar a la ministra como una figura autoritaria, insensible ante las realidades sociales del país. Sin embargo, la mayoría de estas acusaciones no cuenta con pruebas verificables y recurren al uso de prejuicios y estereotipos con la clara intención de generar morbo y desinformación entre la población.

La ciudadanía dominicana merece un debate público basado en hechos, no en campañas de desprestigio que distorsionan la verdad para influir negativamente en la opinión pública. En un entorno digital donde las mentiras se propagan con facilidad, es crucial que cada persona adopte una actitud crítica, exija evidencia y rechace los contenidos que solo buscan dañar la reputación de quienes ejercen funciones públicas con responsabilidad.

Faride Raful, con una trayectoria reconocida en el ámbito político y social, ha demostrado compromiso con la transparencia, la institucionalidad y la defensa de los derechos ciudadanos. Atentar contra su honor con fines políticos o personales no solo perjudica su imagen, sino que también debilita el respeto por las instituciones democráticas.

Las plataformas digitales deben servir como herramientas para el intercambio de ideas y la construcción de ciudadanía, no como espacios para la difamación, el morbo y la manipulación. Es deber de todos —ciudadanos, medios y autoridades— velar por una sociedad informada, crítica y respetuosa.