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Los Oklahoma City Thunder lograron coronarse campeones de la NBA por primera vez en su historia, 17 años después de haberse mudado de Seattle a Oklahoma. La serie final contra los Indiana Pacers se definió en un emocionante séptimo partido que estuvo marcado por un giro inesperado.
En los primeros minutos del encuentro, Tyrese Haliburton, la estrella y líder ofensivo de los Pacers, sufrió una grave lesión al romperse el tendón de Aquiles, lo que afectó profundamente al equipo de Indiana y modificó el curso del partido.
El jugador más destacado de la serie fue Shai Gilgeous-Alexander, quien se consagró como MVP de las Finales, además de haber sido nombrado MVP de la temporada regular y máximo anotador. Este logro no se veía en la NBA desde hace 25 años, cuando Shaquille O’Neal lo consiguió en el año 2000.
Gilgeous-Alexander y Jalen Williams formaron una de las duplas más productivas en la historia de las Finales, sumando un total combinado de 377 puntos, cifra superada solo por equipos legendarios como LeBron James y Kyrie Irving en 2016.
Aunque Indiana intentó mantener la esperanza con jugadores como Andrew Nembhard, Bennedict Mathurin y Pascal Siakam, el Thunder logró sobreponerse tras el descanso y controlar el partido con un juego sólido y ofensiva contundente.
Con esta victoria, Oklahoma City celebra una de las noches más importantes de su historia deportiva, abriendo la puerta a una posible dinastía en la NBA con un equipo joven y prometedor.








