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Las autoridades estadounidenses anunciaron la incautación de activos valorados en más de 700 millones de dólares vinculados al presidente venezolano Nicolás Maduro, entre los que se incluyen propiedades en la República Dominicana.
Destaca la mansión Villa La Caracola, frente a Playa Juanillo, en Cap Cana, considerada uno de los enclaves más exclusivos del país.
Entre los bienes confiscados figuran residencias en Florida, una granja de caballos, nueve vehículos de lujo, joyas, grandes sumas de dinero en efectivo y dos aviones privados.
La operación forma parte de un esfuerzo internacional para desmantelar lo que Washington califica como una estructura de crimen organizado asociada al entorno de Maduro, señalada por narcotráfico, corrupción y blanqueo de capitales.
La procuradora general de EE. UU., Pam Bondi, destacó que la medida busca golpear el patrimonio y las redes logísticas que sostienen al régimen venezolano fuera de sus fronteras.
Además, el gobierno estadounidense elevó recientemente a 50 millones de dólares la recompensa por información que conduzca al arresto de Maduro, la cifra más alta ofrecida hasta ahora para una sola persona.
Villa La Caracola, adquirida inicialmente por 13 millones de dólares y luego revendida por 18 millones a Samark José López Bello, identificado como testaferro de Tareck El Aissami y representante de Maduro, es una propiedad de más de 3,000 m² habitables con nueve habitaciones, diez baños, piscina de borde infinito, helipuerto, spa y acceso a todos los servicios de Cap Cana.
Esta incautación tiene antecedentes en territorio dominicano: en 2019, autoridades locales y estadounidenses allanaron otras villas frente a Playa Juanillo vinculadas a López, y en 2015 se realizaron operativos en Casa de Campo contra allegados de la familia presidencial venezolana. Las acciones forman parte de una estrategia para reducir la capacidad financiera y logística del chavismo fuera de Venezuela.
Tareck El Aissami, exministro y vicepresidente de Venezuela, sancionado por EE. UU. por narcotráfico, mantiene vínculos con estas operaciones. Su principal operador financiero, Samark López, controlaba una red internacional de empresas utilizadas para mover capitales, adquirir propiedades de lujo y evadir sanciones.









