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Un estudio de la Universidad de la Suiza Italiana, publicado en la revista Proceedings of the National Academy of Sciences, advierte que los tatuajes podrían tener efectos negativos sobre el sistema inmunitario, aumentando la vulnerabilidad frente a infecciones y ciertos tipos de cáncer.
Principales hallazgos
- La tinta del tatuaje no se queda en la piel, sino que se propaga rápidamente al sistema linfático.
- En pocas horas, se acumula en grandes cantidades en los ganglios linfáticos, órganos clave de la defensa inmunitaria.
- Los macrófagos capturan los pigmentos, desencadenando una respuesta inflamatoria en dos fases:
- Fase aguda: dura unos dos días.
- Fase crónica: puede prolongarse durante años, debilitando progresivamente la capacidad defensiva del organismo.
- Los macrófagos no logran descomponer la tinta como lo hacen con patógenos, lo que provoca su muerte y un ciclo continuo de inflamación.
Colores más tóxicos
El estudio señala que las tintas rojas y negras parecen ser más dañinas, al mantenerse más tiempo en los ganglios linfáticos. También se analizó el color verde, por ser de los más utilizados.
Evidencia experimental
- En pruebas con ratones, los tatuados desarrollaron menos anticuerpos tras la vacunación que los no tatuados.
- Esto sugiere que los tatuajes pueden reducir la eficacia de la respuesta inmunitaria.
Contexto
- La investigación duró siete años, con la participación de 12 grupos internacionales y financiamiento de varias organizaciones suizas.
- Se estima que una de cada cinco personas en el mundo tiene al menos un tatuaje, lo que convierte estos hallazgos en un tema de salud pública relevante.
