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Estados Unidos firmó el Acuerdo sobre Conservación y Uso Sostenible de la Biodiversidad Marina más allá de las Jurisdicciones Nacionales (BBNJ), conocido como Tratado de Alta Mar, que entrará en vigor el 17 de enero tras la ratificación de 60 países en septiembre. Sin embargo, Washington no ha ratificado el documento en la sede de Naciones Unidas, alegando preocupaciones sobre la soberanía, la seguridad de su territorio y las posibles afecciones a sus actividades marítimas y militares, incluidas las que desarrolla en el Caribe.
El tratado, considerado un instrumento internacional jurídicamente vinculante en el marco de la Convención de Naciones Unidas sobre el Derecho del Mar (UNCLOS), busca garantizar la conservación y uso sostenible de la biodiversidad marina en las zonas fuera de las jurisdicciones nacionales, más allá de las 200 millas náuticas.
La entrada en vigor llega en un momento geopolítico complejo, marcado por el debate sobre la posible minería en los fondos marinos. Para la organización High Seas Alliance, el inicio de la aplicación del acuerdo representa “un cambio significativo en cómo la comunidad internacional debe proteger y gestionar el océano global”.
