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Al frente de la coalición progresista más amplia de la historia, la izquierdista Jeannette Jara llega a la segunda vuelta con el desafío de revertir los pronósticos que la sitúan como perdedora frente al ultraderechista José Antonio Kast, respaldado por la derecha tradicional y la extrema derecha más radical.
Jara obtuvo el 26,9 % de los votos en la primera vuelta, pero las encuestas anticipan una cómoda victoria de Kast. Abogada de 51 años, ha intentado desmarcarse de la administración de Gabriel Boric, cuya aprobación no supera el 30 %, insistiendo en que no es “la candidata de la continuidad”.
Trayectoria política
- Exdirigente estudiantil, ingresó al Gobierno como ministra de Trabajo en 2022, siendo la primera comunista en ocupar esa cartera desde 1973.
- Destacó por su habilidad negociadora en leyes clave como la reforma de pensiones, la reducción de la jornada laboral a 40 horas y el aumento del salario mínimo.
- Su carrera en el sector público comenzó en la segunda administración de Michelle Bachelet, como subsecretaria de Previsión Social.
Propuestas de campaña
Entre sus iniciativas destacan:
- Un ingreso vital de 750,000 pesos (cerca de 800 dólares).
- Levantar el secreto bancario para combatir el crimen organizado.
- Medidas de seguridad y control de la migración irregular.
- Incorporación de propuestas de otros candidatos, como un Plan Oncológico para el cáncer de mama (Evelyn Matthei) y la devolución del IVA de los medicamentos (Franco Parisi).
Desafíos y críticas
- Su militancia comunista ha sido uno de los principales blancos de ataque en la campaña, en un país donde el anticomunismo sigue presente en parte de la sociedad.
- Ha mantenido diferencias con la dirección del PC, como cuando admitió que en Cuba existen presos políticos.
- En la recta final, adoptó un tono más confrontacional contra Kast, reprochándole que en 16 años como diputado “no sacó ninguna ley relevante”.
Contexto electoral
En junio, Jara ganó las primarias abiertas de su sector con el 60 % de los votos, en una de las mayores victorias del PC.
De llegar a La Moneda, sería la primera mandataria en una década en romper el llamado “péndulo chileno”, que desde 2006 ha impedido que un presidente entregue la banda a un sucesor del mismo signo político.
