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Miles de australianos conmemoraron este domingo a las víctimas del atentado perpetrado en Sídney contra miembros de la comunidad judía, que dejó 16 fallecidos. El primer ministro, Anthony Albanese, declaró la jornada como un día nacional de «reflexión».
A las 18:47 hora local (7:47 GMT), los asistentes en la playa de Bondi, epicentro del ataque, guardaron un minuto de silencio, seguido de un concierto de piano y violín, en un homenaje transmitido en directo por la cadena pública ABC. La playa, aún cubierta de flores, recibió la presencia de autoridades como Albanese, abucheado por algunos asistentes; Susan Ley, líder de la oposición; y Chris Minns, primer ministro de Nueva Gales del Sur, ambos ovacionados.
El aplauso más emotivo fue para Ahmed al Ahmed, representado por su padre, quien logró desarmar a uno de los atacantes y se recupera de heridas de bala en un hospital del sur de Sídney. Por la noche, se encendieron velas, símbolo de la festividad judía Janucá que celebraban las víctimas.
Vigilias similares se realizaron en otras ciudades, como Perth y Melbourne. En esta última, cerca de 200 manifestantes del grupo «Put Australia First» protestaron contra el Gobierno, criticando la falta de protección a la comunidad.
El ataque, ocurrido el domingo anterior, fue perpetrado por Sajid Akram, de 50 años, y su hijo Naveed Akram, de 24, abatidos por la Policía, quienes abrieron fuego contra la multitud de manera aparentemente independiente. Entre las víctimas se encontraba una niña de 10 años y un superviviente del Holocausto. Actualmente, 13 personas permanecen hospitalizadas, cuatro en estado crítico pero estable.
Albanese vinculó el atentado a la ideología del Estado Islámico y adelantó que su Gobierno estudia endurecer las leyes sobre armas de fuego. La Policía imputó 59 cargos contra Naveed Akram, entre ellos 15 por asesinato y uno por terrorismo.
El primer ministro resaltó la valentía de tres ciudadanos durante el ataque: Ahmed al Ahmed y la pareja Boris y Sofia Gurman, quienes intentaron detener el ataque. Los Gurman fallecieron en el intento, mientras que Ahmed logró arrebatar el rifle a uno de los atacantes, hazaña por la que recibió donaciones voluntarias por 2,5 millones de dólares australianos.








