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El expresidente boliviano Evo Morales lanzó una fuerte advertencia sobre el futuro político de Bolivia en caso de que un candidato de la derecha gane las elecciones generales del próximo 17 de agosto. Durante un acto con sus seguidores en la región cocalera del Chapare, en Cochabamba, Morales expresó: “A ver si esa derecha gana, aguanta”.
Morales señaló que su movimiento está decidido a defender los recursos naturales del país frente a posibles intentos de “adueñamiento” por parte de sectores opositores. “El movimiento indígena y popular va a defender su amada Bolivia”, afirmó con determinación.
Estas declaraciones se producen en un clima de alta tensión política y social, tras la inhabilitación judicial que impide a Morales ser candidato y el otorgamiento del control legal del Movimiento Al Socialismo (MAS) al presidente Luis Arce. En respuesta, miles de seguidores del exmandatario realizaron bloqueos que paralizaron por más de 15 días las principales rutas del país, causando pérdidas económicas superiores a los 1.000 millones de dólares, según cifras oficiales.
Durante las protestas, se registraron al menos seis muertos en enfrentamientos con las fuerzas de seguridad, aunque simpatizantes de Morales denuncian un mayor número de víctimas no reportadas. Finalmente, el movimiento decidió declarar una “pausa humanitaria” en las protestas.
Además, el exministro de Justicia César Siles presentó una denuncia penal contra Morales por terrorismo, tras difundirse un audio –cuya autenticidad Morales niega– en el que supuestamente llama a cercar ciudades para una “batalla final”.
Las elecciones del 17 de agosto serán decisivas para Bolivia, con 7.5 millones de votantes llamados a elegir presidente, vicepresidente, senadores y diputados. Entre los diez candidatos inscritos, los opositores Samuel Doria Medina y Jorge Quiroga lideran las encuestas, mientras que Andrónico Rodríguez, sucesor político de Morales, se ubica en tercer lugar.
A medida que se acerca la jornada electoral, la advertencia de Morales, la crisis económica y la escasez de combustible complican aún más el panorama político y social del país.








