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El secretario de Estado de Estados Unidos, Marco Rubio, afirmó que no competirá por la nominación presidencial republicana en 2028 si el actual vicepresidente, JD Vance, decide presentarse para suceder a Donald Trump. Así lo expresó en una entrevista con la revista Vanity Fair, en la que dejó claro su respaldo a Vance en ese escenario.
“Si JD Vance se lanza a la presidencia, él será nuestro candidato y yo estaré entre los primeros en apoyarlo”, señaló Rubio, subrayando la unidad dentro del Partido Republicano.
El jefe de la diplomacia estadounidense, de 54 años, y el vicepresidente, de 41, son considerados las figuras con más proyección para liderar al partido una vez que Trump quede impedido constitucionalmente de buscar un nuevo mandato en 2028.
Durante la sesión fotográfica de la entrevista, Vance bromeó con los fotógrafos al prometerles mil dólares si conseguían que luciera mejor que Rubio, en un ambiente distendido que reflejó la cercanía entre ambos dirigentes.
En meses recientes, Trump había insinuado la posibilidad de volver a competir, aunque en octubre apoyó la idea de una eventual fórmula conjunta entre Rubio y Vance, sin definir quién encabezaría la candidatura. “Si algún día formaran equipo, serían imparables”, comentó el expresidente.
Por su parte, la jefa de gabinete de la Casa Blanca, Susie Wiles, aseguró en la misma entrevista que Trump no planea infringir la Enmienda 22 de la Constitución, que prohíbe un tercer mandato, aunque reconoció que el mandatario disfruta generar especulación con sus declaraciones.
Marco Rubio, hijo de inmigrantes cubanos, fue senador republicano entre 2010 y 2025 y ya había intentado sin éxito obtener la nominación presidencial en 2016, cuando fue derrotado por Trump tras una campaña marcada por fuertes cruces verbales. En 2024 sonó como posible vicepresidente, pero finalmente Trump eligió a Vance y designó a Rubio como secretario de Estado, convirtiéndolo en el primer latino en ocupar ese cargo.
JD Vance, exsenador por Ohio, alcanzó notoriedad en 2016 con la publicación de sus memorias sobre su infancia en una comunidad obrera golpeada por la pobreza y la desindustrialización. Aunque inicialmente fue crítico de Trump, con el tiempo se integró plenamente al movimiento trumpista, hasta convertirse en su vicepresidente.








