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En medio de la reunión de líderes mundiales en las Naciones Unidas, que se centra en abordar la creciente violencia de pandillas en Haití, la población local expresa su escepticismo sobre la efectividad de la respuesta internacional. La situación en el país caribeño ha dejado a muchos, como Mario Canteve, de 39 años, sin esperanzas en las promesas de los gobernantes extranjeros. «Nadie vendrá a salvar a Haití. No hay cambios a la vista», afirma Canteve.
Desde el asesinato del presidente Jovenel Moïse en 2021, las pandillas han aumentado su control, y las fuerzas de seguridad respaldadas por la ONU, compuestas por policías kenianos y jamaicanos, han sido incapaces de restaurar el orden. Mientras los mandatarios discuten posibles medidas, el temor se cierne sobre la efectividad de una nueva misión internacional, especialmente tras los escándalos de abuso en intervenciones pasadas.
Durante una reciente visita a Haití, el presidente de Kenia, William Ruto, expresó su disposición a convertir las operaciones kenianas en una misión de paz más amplia de la ONU, pero muchos haitianos, como Moise Jean-Pierre, de 50 años, se muestran escépticos. «No será la primera vez que tengamos misiones de la ONU aquí; no habrá diferencias», sostiene Jean-Pierre.
El gobierno de Kenia ha prometido aumentar el número de agentes a 600, lo que llevaría la misión de seguridad total a 2,500 efectivos. Sin embargo, la incertidumbre persiste sobre el impacto real de estas iniciativas en la lucha contra la violencia que aterroriza a la población haitiana. La falta de confianza en las promesas internacionales refleja el profundo desánimo que sienten muchos haitianos ante la crisis actual.