La vicepresidenta Kamala Harris llevó a cabo su segunda entrevista en solitario desde que anunció su candidatura, esta vez ante un panel de la Asociación Nacional de Periodistas Negros (NABJ). La conversación, que se esperaba fuera más sustantiva, dejó a muchos presentes decepcionados por las respuestas evasivas de la demócrata.
A diferencia de la entrevista de Donald Trump en el mismo evento semanas atrás, que generó polémica, Harris no logró responder de manera clara a la pregunta crucial sobre si los estadounidenses se encuentran en una mejor situación que hace cuatro años. En su lugar, repitió respuestas ya ofrecidas en debates previos, lo que alimentó la percepción de falta de profundidad en sus argumentos.
Uno de los temas más debatidos fue su postura sobre las armas. Harris, al referirse a la prohibición de armas largas, generó confusión al no abordar adecuadamente el impacto de las pistolas, que representan aproximadamente el 59% de los homicidios en el país. Su enfoque limitado en las armas de asalto no parece abarcar la complejidad del problema.
Además, cuando se le preguntó sobre su política exterior, en particular respecto a Israel, su falta de claridad provocó murmullos entre los asistentes. Algunos medios han señalado que la estrategia de Harris en estas entrevistas podría ser intencional: “No generar titulares”, lo que podría estar afectando su conexión con el electorado.