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Washington, Estados Unidos.- La política exterior de Estados Unidos se presenta como un campo de batalla ideológico entre Kamala Harris y Donald Trump. Mientras la vicepresidenta demócrata aboga por la continuidad y el apoyo a aliados, el expresidente republicano promete un cambio radical en la estrategia estadounidense.
Trump, quien ocupó la Casa Blanca de 2017 a 2021, critica a Joe Biden y Harris por su enfoque, argumentando que son ineficaces en un mundo lleno de conflictos, desde la guerra en Ucrania hasta las tensiones en Oriente Medio. A pesar de su promesa de poner fin a las guerras, sus planes son vagos y carecen de claridad.
En el caso de Ucrania, Harris ha demostrado un apoyo firme y constante, como lo evidenció en su reciente encuentro con el presidente ucraniano Volodimir Zelenski. Desde la invasión rusa en 2022, la vicepresidenta ha liderado esfuerzos junto a Biden para respaldar a Ucrania, asegurando un flujo continuo de ayuda militar.
Por su parte, Trump mantiene una postura más crítica hacia Zelenski, sosteniendo que el conflicto es resultado de decisiones erróneas y prometiendo su resolución, aunque sin ofrecer detalles concretos. También ha elogiado su relación con Vladimir Putin y se opone a los altos gastos que, según él, Washington ha destinado al conflicto.
En Oriente Medio, la política de Harris se alinea con la del presidente Biden, reafirmando el apoyo a Israel y su derecho a la defensa, mientras que promete ser vocal ante la situación de los palestinos. En contraste, Trump ha hecho comentarios provocativos, sugiriendo que, de haber estado en el poder, los recientes ataques de Hamás no habrían ocurrido, y acusando a Harris de tener una postura hostil hacia Israel.
Ambos líderes coinciden en su postura dura respecto a Irán, pero Trump critica la administración actual por permitir que el régimen de Teherán aumente su influencia y recursos, vinculando esto a lo que considera una debilidad del gobierno estadounidense.
Las divergencias en la política exterior entre Harris y Trump subrayan no solo sus diferencias ideológicas, sino también sus enfoques contrastantes en la gestión de crisis internacionales.
