Este octubre marca el quinto aniversario de las primarias abiertas del Partido de la Liberación Dominicana (PLD) en 2019, un evento que desencadenó la mayor crisis interna en la historia del partido. La controversia se intensificó cuando Leonel Fernández, entonces presidente del PLD, abandonó la organización tras denunciar un «fraude» en las primarias, donde Gonzalo Castillo emergió como ganador. Fernández argumentó que la facción alineada con el expresidente Danilo Medina le cerró las puertas, forzándolo a dejar el partido que había cofundado en 1973.
La salida de Fernández fue solo el inicio de una serie de deserciones significativas. Altos dirigentes como Rafael Alburquerque, exvicepresidente, y Rubén Maldonado, así como otros líderes como Franklin Almeyda y Roberto Rosario, se unieron a la Fuerza del Pueblo. Posteriormente, tras las elecciones de 2020, figuras como Bautista (Bauta) Rojas y Félix Bautista también se pasaron a las filas del leonelismo, lo que reflejó la creciente inestabilidad en el PLD.
En 2021, la tendencia de deserciones continuó, con algunos miembros optando por unirse al Partido Revolucionario Moderno (PRM). María E. Suárez Alcalá, por ejemplo, dejó su cargo de diputada, convencida de que el nuevo gobierno traería un “cambio positivo” al país.
Aunque la fuga de dirigentes se frenó en 2022, el éxodo resurgió en 2023, especialmente tras la selección de Abel Martínez como candidato presidencial del PLD. Exlegisladores como Víctor Suárez y Julio César Valentín citaban diversas razones para su decisión de abandonar el partido.
Este periodo de turbulencias ha dejado una huella indeleble en el PLD, reconfigurando el panorama político dominicano y planteando interrogantes sobre su futuro.