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El presidente de los Estados Unidos, Joe Biden, ha anunciado la reducción de las penas de muerte para 37 reclusos, incluidos algunos condenados por crímenes extremadamente graves, como asesinatos de menores y otras atrocidades. En lugar de ser ejecutados, los sentenciados cumplirán cadena perpetua sin derecho a libertad condicional, lo que significa que pasarán el resto de sus vidas en prisión.
La medida, anunciada días antes de la Navidad, fue acompañada por un mensaje de Biden en el que expresó su profunda solidaridad con las víctimas y sus familias. «Lamento profundamente los actos despreciables de estos asesinos y me solidarizo con las familias que han sufrido pérdidas irreparables. Sin embargo, mi experiencia como defensor público y legislador me ha convencido de que debemos eliminar el uso de la pena de muerte a nivel federal», señaló el mandatario en un comunicado oficial.
Entre los reclusos beneficiados por esta decisión se encuentran criminales notorios como Thomas Steven Sanders, condenado por el asesinato de una niña de 12 años y su madre en 2010; Jorge Ávila Torrez, responsable de la violación y asesinato de dos niñas en 2005 y una oficial naval en 2009; y Kaboni Savage, un narcotraficante que ordenó la muerte de 12 personas, incluidos niños, en Filadelfia.
Sin embargo, Biden ha decidido no modificar las sentencias de muerte de otros condenados, como Dzhokhar Tsarnaev, responsable del atentado en el Maratón de Boston en 2013; Robert Bowers, autor de la masacre en una sinagoga de Pittsburgh en 2018; y Dylann Roof, quien asesinó a nueve feligreses afroamericanos en Charleston en 2015. Esta distinción ha generado aún más controversia.
La medida ha provocado reacciones divididas en la sociedad. Organizaciones de derechos humanos han elogiado la decisión como un paso hacia la abolición de la pena de muerte, mientras que familiares de las víctimas y críticos han expresado su indignación. El senador republicano Mitch McConnell fue uno de los más contundentes al respecto, afirmando: «Es incomprensible que violadores y asesinos de niños reciban clemencia, incluso si siguen tras las rejas, mientras las familias de las víctimas ven ignorados sus pedidos de justicia».
Además, esta decisión se suma a otras medidas de clemencia adoptadas por Biden en los últimos meses, como el indulto a su hijo, Hunter Biden, por delitos fiscales y de armas, y la reducción de penas para cerca de 1,500 reclusos liberados durante la pandemia de COVID-19. Estas acciones han generado críticas sobre el uso político del poder presidencial, lo que avivó el debate sobre su liderazgo en cuestiones de justicia.