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Por: Domingo Jiménez Reyes.
El reciente anuncio de Celso Marranzini, presidente del Consejo Unificado de las Empresas Distribuidoras de Electricidad (CUED), sobre la implementación de apagones programados en circuitos con pérdidas superiores al 50% evidencia el deterioro del sector eléctrico dominicano bajo la administración de Luis Abinader. Estos apagones, lejos de ser una solución estructural, reflejan una falta de visión estratégica y de planificación. Para entender cómo llegamos hasta aquí, comparemos la gestión del expresidente Danilo Medina con la administración actual.
- Reducción de pérdidas: Un logro del PLD, un retroceso bajo Abinader
En 2012, Danilo Medina heredó unas pérdidas energéticas del 36%. Durante sus dos períodos, estas se redujeron al 27% en 2019, una mejora del 24% relativo, gracias a inversiones en modernización de redes y medidas contra el fraude eléctrico.
En contraste, bajo Abinader, las pérdidas han aumentado al 38% en 2024, un incremento relativo del 39% respecto a 2019. Esto incumple las metas del Pacto Eléctrico, que fijaban una reducción al 20% para 2024, y agrava las ineficiencias operativas y financieras del sector.
- Apagones programados: Un retroceso evidente
En 2020, el gobierno del PLD entregó un sector eléctrico sin apagones generalizados, respaldado por proyectos estratégicos como Punta Catalina, que sumó 752 MW de capacidad, y una diversificación de la matriz de generación. Este modelo garantizó energía continua para hogares y empresas. En cambio, la administración actual ha recurrido a apagones programados para reducir pérdidas en circuitos críticos. Esta medida afecta a miles de familias y negocios, generando descontento y afectando la productividad económica. Además, decepciona a quienes confiaron en la capacidad de Abinader para gestionar el sector.
- Inversiones insuficientes: La raíz del problema
En 2019, durante el gobierno del PLD, se destinaron US$258.6 millones a la modernización de redes y mejoras en la infraestructura eléctrica. En 2024, esta cifra cayó a US$172.2 millones, una reducción del 33.4%. Esta falta de inversión, reconocida por el exdirector de EdeSur, Milton Morrison, ha agravado las deficiencias estructurales del sistema y ha dejado sin atención la creciente demanda energética.
- Tarifas y costos: Más caro, pero menos eficiente
Durante la gestión del PLD, las tarifas eléctricas se mantuvieron estables. En 2019, el precio promedio de compra era de 12.89 USCents/kWh, mientras que el precio de venta se mantenía en 15.45 USCents/kWh, con márgenes sostenibles.
En 2024, bajo Abinader: El precio de compra subió a 15.13 USCents/kWh y el de venta a 16.86 USCents/kWh, reflejando un modelo que traslada ineficiencias directamente al consumidor. Entre 2021 y 2024, las tarifas eléctricas aumentaron un 36.27% para los hogares y un 44.4% para las PYMES, impactando negativamente a familias y negocios, sin mejoras perceptibles en el servicio.
- Subsidios y déficit financiero: Una carga insostenible
En 2019, el subsidio eléctrico representaba el 0.67% del PIB, un nivel manejable que permitió priorizar áreas como salud, educación, inversión en obras de infraestructura y proyectos novedosos como el 911. En 2024, este subsidio creció al 1.3% del PIB, duplicando su impacto en las finanzas públicas. El déficit financiero también se disparó, pasando de US$589 millones en 2019 a más US$1,500 millones en 2024, reflejando no solo el aumento de las pérdidas, sino también la incapacidad de implementar políticas que racionalicen los costos y las transferencias presupuestarias.
- Contraste en liderazgo y visión estratégica
La estabilidad administrativa fue clave en los gobiernos del PLD. Las EDES tuvieron gestores capaces, responsables de ejecutar planes estratégicos que garantizaron el cumplimiento de metas importantes. Punta Catalina, por ejemplo, permitió aumentar la capacidad instalada y reducir el costo de la generación eléctrica y diversificó la matriz de generación.
En contraste, EdeEste ha tenido cinco administradores en cuatro años y el Consejo Unificado de las EDES y el Ministerio de Energía y Minas han experimentado cambios de liderazgo con visiones contrapuestas. Esta falta de continuidad y claridad ha dificultado la ejecución de proyectos y el cumplimiento de objetivos.
En conclusión, el PLD entregó un sector eléctrico con pérdidas controladas, tarifas estables y un suministro confiable, sin apagones generalizados. En cuatro años, la administración de Luis Abinader ha retrocedido significativamente, con apagones programados, mayores pérdidas, incrementos tarifarios y un déficit financiero insostenible.
Mientras el PLD priorizó la eficiencia y protegió a los ciudadanos del impacto de las pérdidas, Abinader ha trasladado las ineficiencias al consumidor, encareciendo el servicio sin solucionar los problemas estructurales.