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La disculpa pública manifestada por el periodista Jhonny Arrendel por el mismo medio donde vertió la información no confirmada, debe verse como un gesto positivo y de responsabilidad.
Las disculpas públicas en las redes sociales no son un acto común; máxime cuando las acusaciones, calumnias, campañas sucias y negativas se realizan desde cuentas falsas y bots que amplifican el mensaje para destrozar honras.
La acusación que hiciera el periodista no fue desde una cuenta falsa.
El error ha sido, que desde el fragor del debate en torno al tema en cuestión tomara una información y la publicara sin la debida contrastación y confirmación aun confiando en su fuente.
Olvidó el periodismo 101.
La reflexión que debe quedar en la sociedad es que la crispación política no puede tener caldo de cultivo en la creación de bandos donde están los buenos y los malos, nosotros y los otros o el Autre de Lacan para justificar los desvaríos del conflicto.
El comedimiento al opinar, informar debe primar ya sea en un canal de youtube donde la censura o la autocensura brilla por su ausencia, un programa de radio, televisión o en una cuenta de red social.
La lección debe ir a las partes afectadas.
Hoy por mi, mañana por ti.
