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A raíz del escandalo internacional de USAID que al ser auditada esta agencia por la Oficina de Eficiencia Gubernamental (DOGE por sus siglas en ingles) creada por el presidente Trump reveló que 6,200 periodistas y 707 medios fueron financiados en al menos 30 países desde el 2010.
Desde la administración Biden y por efecto contagio en otros países se ha comenzado una cacería de brujas contra los medios de comunicación emergentes y las redes sociales, que se ha extendido hasta los ciudadanos como esta pasando en Alemania y Reino Unido donde se están realizando redadas por comentarios en las redes.
¿Pero quienes son los que están juzgando a los medios emergentes y las redes sociales? El mismo puyado de medios y comunicadores defensores de la misma agenda que tiene por objeto la censura y coartar la libertad de expresión siempre y cuando no les toque a ellos.
Resulta que los que están hablando de calumnias, difamación e injuria no se encuentran entre los 10 primeros medios de comunicación en la República Dominicana.
Los medios de comunicación emergentes les compiten en audiencia, tráfico, contenido y esto se traduce en ingresos.
Lo que esta en juego para estos canceladores de la opinión es el monopolio de la información y los ingresos que dejarían de recibir con el cierre de USAID y otras ONG´s aliadas que les financiaban.
Ahora le piden al gobierno que no coloque publicidad a estos medios. El gobierno debe ser cauto y mantener distancia. La cosa cambió en Estados Unidos.
