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Uno de los proyectos aprobados, pendiente de la firma del alcalde Eric Adams, evitará que los «deliveristas», como se conoce a los repartidores, sean «desactivados» por Uber, Lyft, DoorDash o Grubhub, es decir, despedidos sin causa, pruebas o la oportunidad de ser escuchados, con multas de tránsito que deben ser atendidas en la corte de lo criminal, lo que expone a estos trabajadores, en su mayoría inmigrantes, a ser detenidos y deportados.
«Esta ley significa que los repartidores pueden reducir el ritmo, trabajar con seguridad y hacer valer sus derechos sin temor a que un algoritmo les corte repentinamente su sustento», indicaron en un comunicado conjunto las organizaciones Workers Justice Project y Los Deliveristas Unidos.
Destacaron que «la victoria» es resultado de los años «de organización, valentía y perseverancia» de los trabajadores, que han compartido sus historias, negándose a aceptar injusticias como precio de la supervivencia y exigiendo cambios.
Recordaron que tras ser desactivados por las aplicaciones, lo denunciaron transformando «el miedo en poder y el poder en ley».
Se estima que en Nueva York hay unos 80.000 repartidores de comida, y un 80 % son inmigrantes.
Incremento de permisos para vendedores ambulantes
Se estima que en Nueva York hay 23.000 vendedores ambulantes y que unos 20,500 venden comida, según datos de la ONG Street Vendor Project, que agrupa a más de 2.500 de estos trabajadores.
Miles de inmigrantes que llegaron en la oleada de los últimos dos años han optado por ser vendedores o «deliveristas», como se llama en la ciudad a los repartidores de comida, y viven con temor a las redadas migratorias.








