El presidente de Argentina, Javier Milei, reveló este lunes el inicio de un ambicioso plan de reformas en el sistema penitenciario nacional, tomando como modelo el controvertido enfoque implementado por el presidente de El Salvador, Nayib Bukele. Según el mandatario argentino, estas medidas tienen como objetivo transformar el sistema carcelario, mejorar la seguridad pública y reducir la delincuencia en el país.
En su discurso, Milei explicó que el plan consiste en poner a trabajar a los internos de todas las prisiones argentinas, con el fin de fomentar su rehabilitación y contribuir a la productividad nacional. «La prioridad es que los presos dejen de ser una carga para la sociedad y comiencen a aportar al país», sostuvo el presidente.
Uno de los primeros pasos de esta estrategia será la eliminación del uso de teléfonos móviles dentro de las cárceles. «Se les acabaron los lujos y las comodidades a los delincuentes», enfatizó Milei, quien también aseguró que con este plan se erradicará el narcotráfico dentro de las prisiones. A través de la confiscación de teléfonos celulares y otros dispositivos electrónicos, se pretende limitar las actividades ilícitas de los internos, que, según el presidente, operaban con total impunidad desde dentro de los penales.
El presidente explicó que el objetivo de estas reformas es hacer que las cárceles sean verdaderos centros de rehabilitación, en los que los presos se enfrenten a condiciones más duras, pero justas. «No vamos a permitir que el sistema penitenciario sea un espacio de comodidad para quienes delinquen», agregó.
Si bien el anuncio ha sido recibido con apoyo por parte de ciertos sectores de la sociedad, también ha generado controversia en ámbitos de derechos humanos, que alertan sobre los posibles riesgos de abusos y violaciones a los derechos de los reclusos.
El plan de Milei se perfila como una de las medidas más polémicas y radicales de su gobierno, siguiendo la línea de su enfoque de mano dura contra la delincuencia, similar al adoptado por Bukele en El Salvador, quien también implementó políticas de encarcelamiento masivo y restricciones severas dentro de sus prisiones.