En un comunicado oficial, el FSB detalló que los ataques se planeaban para matar a militares de alto rango involucrados en la «operación militar especial» en Ucrania. Las bombas utilizadas en los atentados estaban camufladas como objetos cotidianos, como una batería externa y una carpeta con documentos. En el marco de la investigación, las autoridades rusas han detenido a cuatro ciudadanos rusos.
El presidente de Rusia, Vladímir Putin, calificó de «fallo grave» la reciente falta de seguridad que permitió el asesinato en Moscú del teniente general Ígor Kirílov, jefe de la defensa radiológica, química y biológica de Rusia. Durante una conferencia de prensa, Putin reconoció que este asesinato evidenció una vulnerabilidad en los servicios de seguridad del país. «Esto significa que nuestros agentes del orden y servicios especiales dejan pasar estos ataques. Necesitamos mejorar el trabajo y evitar fallos tan graves», afirmó el mandatario.
Según las autoridades rusas, el autor material del asesinato de Kirílov es un uzbeko, quien habría sido reclutado por los servicios secretos ucranianos. A cambio de llevar a cabo el crimen, se le prometieron 100.000 dólares y la posibilidad de instalarse en un país de la Unión Europea. El sospechoso fue detenido y, en un interrogatorio difundido por el FSB, reconoció su culpabilidad en el ataque.
El FSB ha vinculado los recientes intentos de atentados y asesinatos a la escalada de tensiones entre Rusia y Ucrania, en el contexto del conflicto bélico que persiste desde 2022.