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Este 2025 se presenta como un año lleno de desafíos para la economía dominicana, con una serie de retos repetidos, pero también con algunas nuevas oportunidades que podrían marcar un cambio significativo en el futuro cercano. Uno de los aspectos clave a abordar en este contexto es la reducción de la informalidad laboral, un tema que ha sido recurrente en años anteriores, pero que sigue siendo una prioridad urgente. En este sentido, se plantea como una de las soluciones más importantes la creación de mecanismos eficaces de formalización laboral.
La informalidad laboral ha sido uno de los mayores obstáculos para el desarrollo económico sostenible, ya que limita el acceso de los trabajadores y empresas al sistema financiero, a seguros sociales, y a una serie de beneficios que se derivan de una correcta inclusión tributaria. Para abordar este desafío, el uso de plataformas tecnológicas se presenta como una gran oportunidad. En este contexto, el anuncio realizado por el Banco Central de la República Dominicana (BCRD) sobre el lanzamiento de una nueva plataforma tecnológica de pagos, “Pagos al Instante BCRD”, es un paso clave hacia la transformación digital de la economía nacional.
Este nuevo sistema de gestión de pagos minoristas, que reemplazará el actual Sistema de Liquidación Bruta en Tiempo Real (LBTR), promete ser una herramienta moderna y eficiente para la gestión de pagos electrónicos, lo que facilitaría no solo las transacciones de los consumidores, sino también las de las empresas, especialmente aquellas pequeñas y medianas. Al ser una plataforma con mayor accesibilidad y menores costos de operación, “Pagos al Instante BCRD” podría ser un catalizador para el uso masivo de pagos electrónicos en el país, contribuyendo de forma directa a la inclusión financiera y, por ende, a la formalización de la economía.
Sin embargo, la mera existencia de esta nueva plataforma de pagos no es suficiente por sí sola. Para que realmente logremos avances sustanciales en la formalización, sería esencial que este nuevo sistema esté acompañado de una estrategia de formalización tributaria. Esta estrategia debe ser simple, equitativa y accesible para todas las partes involucradas. Un sistema fiscal fácil de entender, con pocos obstáculos burocráticos, podría incentivar a las empresas informales a dar el paso hacia la formalidad, al ver la oportunidad de acceder a servicios financieros, seguros y créditos a tasas más bajas, lo que, a su vez, se traduciría en una mayor competitividad y estabilidad económica.
Para los próximos años, el uso de pagos electrónicos se perfila como una de las grandes oportunidades. Las pequeñas y medianas empresas, que constituyen una parte fundamental de la economía dominicana, podrán aprovechar esta nueva infraestructura para simplificar sus procesos, reducir costos operativos y alcanzar una mayor formalización. Este proceso también debería estar acompañado de medidas que fomenten la educación financiera, para que los ciudadanos comprendan y aprovechen al máximo las ventajas de la formalización.
El reto está claro, pero también lo están las oportunidades. La clave está en aprovechar la tecnología disponible, diseñar estrategias claras y eficaces de inclusión financiera y tributaria, y crear un entorno económico que incentive la formalización de las empresas y los trabajadores. Si todo esto se logra, el 2025 podría marcar el inicio de una nueva era para la economía dominicana, más inclusiva y más moderna.
