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En una emotiva ceremonia este domingo, el Papa Francisco bautizó a 21 bebés, hijos de empleados del Vaticano, en la histórica Capilla Sixtina, marcando la festividad que conmemora el bautismo de Jesús en el río Jordán. Esta tradición anual, establecida en 1981 por San Juan Pablo II, se celebra al cierre del período navideño en el Vaticano.
Durante la homilía, Francisco animó a los padres a priorizar el bienestar de sus hijos durante la celebración:
«¡Es importante que los niños se sientan bien! Hoy son ellos los que mandan, y nosotros debemos servirles, con el Sacramento, con la oración.» El Papa también invitó a las madres a amamantar a sus bebés si lo necesitan y a atenderlos si tienen calor, en un gesto de cercanía y comprensión hacia las familias.
La liturgia, acompañada por los cantos solemnes de la Schola Cantorum, comenzó con los padres llevando a sus hijos al Pontífice, quien marcó sus frentes con la señal de la cruz. En su homilía, el Papa expresó su deseo de que los niños «crezcan en la fe» y puedan experimentar la «verdadera humanidad, en la alegría de la familia».
Junto al Papa concelebraron el cardenal Konrad Krajewski, limosnero papal, y el cardenal Fernando Vérgez Alzaga, presidente de la Gobernación del Estado de la Ciudad del Vaticano. Ambos tuvieron un papel destacado durante el rito:
El cardenal Krajewski ungió el pecho de los niños con el óleo de los catecúmenos.
El cardenal Vérgez Alzaga entregó la túnica blanca a cada bautizado, un símbolo de pureza y nueva vida en Cristo.
Francisco realizó el Sacramento de la Iniciación Cristiana mojando con agua bendita la cabeza de cada niño, seguido de la unción con el santo crisma. Durante la ceremonia, los padres recibieron una vela encendida con la llama del cirio pascual, representando la luz de Cristo que deben llevar consigo a lo largo de sus vidas.
«La luz cristiana nunca debe apagarse,» les recordó el Papa, alentándolos a encender la vela en momentos de dificultad para buscar la guía divina.
Al final de la celebración, Francisco compartió un instante personal con cada familia. Entre sonrisas y palabras de aliento, entregó un obsequio a cada uno de los recién bautizados como recuerdo de este día especial.
La ceremonia de este domingo no solo resalta el compromiso del Papa con las familias, sino que también refuerza el mensaje central del bautismo como el inicio de la vida cristiana. En palabras del Pontífice, es una invitación a «vivir en la fe, en comunidad y con esperanza».