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El primer ministro de Israel, Benjamín Netanyahu, ordenó este miércoles “acortar los plazos” de preparación antes de que las tropas israelíes entren a la ciudad de Gaza, donde se refugia más de un millón de palestinos.
En un comunicado oficial, la Oficina del mandatario señaló que la instrucción busca “apurar la aprobación de los planes para la operación en la ciudad de Gaza, con el objetivo de tomar los últimos bastiones de Hamás y derrotar al grupo islamista”. Sin embargo, el documento no ofreció detalles sobre fechas específicas ni sobre la magnitud de la inminente incursión.
El Ejército israelí tampoco ha precisado cuándo iniciará la invasión total, aunque reiteró este miércoles que ya se encuentran en marcha “operaciones preliminares” en algunos barrios de la capital gazatí. El portavoz castrense, Effie Defrin, informó en una comparecencia online que las fuerzas militares “controlan las puertas de la ciudad de Gaza” y que ya han desplegado tropas en Zeitún —al sur— y en la localidad de Yabalia, al norte.
“Fuerzas adicionales se unirán a los combates en el futuro próximo”, advirtió Defrin, en una declaración que refuerza la inminencia de la operación.
Fuentes locales reportaron un aumento de los bombardeos y demoliciones de viviendas en esas zonas, mientras el Ministerio de Defensa israelí confirmó el llamamiento de 60.000 reservistas adicionales, lo que apunta a una intensificación de la ofensiva.
Crisis humanitaria sin precedentes
La situación humanitaria en Gaza continúa deteriorándose a niveles críticos. Según el Ministerio de Sanidad gazatí, más de 62.000 palestinos han muerto en los últimos 22 meses de ofensiva israelí, entre ellos unos 18.000 niños, aunque se estima que las cifras podrían ser aún mayores.
La guerra también ha provocado el desplazamiento forzoso de cerca de dos millones de personas, muchas de ellas en múltiples ocasiones, obligadas a vivir en campamentos improvisados sin acceso a viviendas, hospitales ni escuelas, que han sido destruidos por los ataques.
Analistas señalan que la orden de Netanyahu podría ser interpretada como una maniobra de presión tanto contra Hamás como contra la población civil palestina, que enfrenta un panorama de precariedad extrema mientras la ofensiva militar se intensifica.








